Tipos de mantillas



Las 'manolas' mantienen viva y en auge la tradición de la mantilla y la peina española.

El encaje es la tela básica para la elaboración de las mantillas. Desde el siglo XVI las mujeres lo eligieron como material predilecto para su ropa interior, ropa de hogar y vestimentas ornamentales. De los numerosos tipos de encajes, los más genuinos para las mantillas son los de bolillos, y entre ellos los de blonda y de Chantilly; existiendo una tercera variedad, el tul, que puede presentar los ornamentos de cualquiera de los dos primeros tipos.

Blonda (ver imagen)
Genuinamente español, se distingue de las demás porque presenta motivos florales grandes y ondas de borde muy pronunciadas llamadas “puntas de castañuelas”. Se elabora con dos tipos de seda (retorcida y mate para hacer el tul del fondo y brillante y lasa para los dibujos). Dados sus magníficos contrastes y el peso del mismo, resulta una gran elegancia, adaptándose tanto a la mantilla blanca como a la negra.

Chantilly
Las mantillas pueden optar también por la mantilla de Chantilly, que se distingue de la de blonda por presentar adornos vegetales como flores y hojas además de escudetes y guirnaldas que adornan toda la mantilla. El chantilly es un encaje más etéreo que la blonda, y se considera más elegante para la mantilla negra.

Tul
Otro ejemplo de mantillas ligeras lo encontramos en el tul bordado, que no es de encaje sino que presenta bordados sobre tul que intentan imitar el encaje de blonda o de Chantilly. Aunque vulgarmente a estas mantillas se las califica como de encaje, hay que aclarar que únicamente su fondo de tul se incluiría dentro del encaje, pero no así su ornamentación, ya que los motivos se van bordando a mano imitando los motivos decorativos del Chantilly y la Blonda.

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