Recordando crónicas: Martes de Coronación y Amparo en Los Molinos


La hermandad con el itinerario más largo de nuestra ciudad trajo al centro de Almería toda la devoción del barrio en un desfile penitente.

A las cinco de la tarde el barrio de Los Molinos se encontraba en las inmediaciones de la iglesia parroquial de la Magdalena a la espera de que su hermandad penitencial de Coronación saliera a la calle a brindar otra mágica tarde de martes Santo a todos los vecinos. Diez minutos más tarde los anhelos se convertían en ilusión cuando la Cruz de guía de la hermandad asomaba por la puerta escoltada por dos faroles repujados y anunciaba la salida del desfile procesional. Soplaba una leve brisa aunque no supuso ningún inconveniente para que los vecinos disfrutaran del inicio del desfile en una tarde primaveral propia de nuestra ciudad.

Nazarenos de túnica blanca, antifaz y capa de color morado fueron los primeros en salir del interior del templo. Tras las Cruz de guía salía la bandera cruzada y el estandarte del Cristo de Humildad y Paciencia y, tras estas insignias, salían al exterior las primeras hileras de nazarenos, los correspondientes a este primer tramo del desfile. Cabe destacar el hecho de que la mayor parte de los penitentes calzaban alpargatas blancas, dando con ello un aspecto mucho más serio a su uniformidad. Esta decisión de la Junta de Gobierno de la Hermandad de Coronación ha sido todo un acierto para conseguir que, poco a poco, tanto la hermandad como el propio desfile goce del respeto que merece cualquier colectivo que, en fechas de Semana Santa, se echa a la calle. Mientras los nazarenos del primer tramo abandonaban la Iglesia de Santa María Magdalena el público aguardaba la salida del paso de misterio de Coronación, en el que se representa el momento en que Jesús es coronado de espinas y se le entrega una caña a modo de cetro. Triste burla del ejército romano al Rey de los Judíos.

Este año la hermandad presentaba como novedad la talla de los costeros del paso de misterio así como la creación de la figura del capataz general que ha recaído en la persona de Francisco Javier Jiménez y que es quien tiene la responsabilidad de guiar a los dos pasos en las maniobras más delicadas, ayudándose durante el resto del desfile por los contraguías de cada paso.

Una vez que todos los nazarenos del primer tramo abandonaron el templo, y tras el libro de reglas y los acólitos que portaban el incienso, el paso se fue acercando a la puerta para iniciar la maniobra de salida. Francisco Jiménez, su capataz, encaró el paso a la puerta y lo arrió justo bajo el dintel. Debajo, en las trabajaderas, la cuadrilla de costaleras que porta este misterio se preparaba para el momento más esperado, el de la salida. Ésta se produjo de manera satisfactoria, Francisco Jiménez dirigió a la cuadrilla dando todas las instrucciones que fueron precisas y el paso salió, primero de la puerta del templo y luego de la cancela del porche parroquial, con mucho mimo y suavidad. Durante estos primero metros en el porche, y mientras el paso comenzaba a revirar para salir a la calle, la Agrupación Musical María Santísima de la Cabeza, de la granadina localidad de Exfiliana interpretó el himno nacional y, de inmediato, engarzó otras dos marchas procesionales más para una larga chicotá que llevó el paso de misterio casi hasta el final de la calle Juan Segura Murcia envuelto en los aplausos de los cientos de vecinos que, emocionados, contemplaban la salida de la hermandad.

Del interior del templo continuó saliendo el cortejo. Un pequeño crucifijo escoltado por faroles daba inicio al tramo de nazarenos de la Virgen de Gracia y Amparo. Le seguía la guardería, con más de veinticinco pequeños que son, sin lugar a dudas, el futuro de la Hermandad de Coronación. Tras los pequeños comenzaron a salir nazarenos de túnica blanca con antifaz y capa burdeos, seguidos de una representación de las hermandades del Carmen de pescadería y del Carmen de las huertas, el cuerpo de mantillas, la presidencia del desfile compuesta por el consiliario, Vice hermano mayor y camareras y, finalmente, de nuevo los acólitos portando incensarios para purificar el aire por el que había de pasar la Virgen de Gracia y Amparo, bella imagen salida de la gubia de Madroñal Valle y nacida en Sevilla aunque con corazón molinero.

Tras la escolta de acólitos, por la puerta de la iglesia apareció el paso de palio de crestería de la Señora de Gracia y Amparo que se también fue arriado bajo el dintel de la puerta. Carlos Galisteo, el capataz, volvió a llamar a su cuadrilla y, tras una levantá al cielo, fue acercando el paso hasta el tranco de la calle para que los vecinos del barrio se deslumbraran con la belleza de esta imagen bajo los rayos del sol.
La Agrupación Musical Los Iris, de Instinción, aguardó hasta que el palio comenzó a pisar la pequeña rampa de salida para interpretar el himno nacional y, entonces, la Virgen fue recibida por un caluroso aplauso que reveló el cariño que Los Molinos siente por la Madre de Dios. Ella, acompañada por San Juan, devolvió ese afecto con una levantá al cielo y se marchó tras su hijo para llevar al centro de la ciudad el corazón de su barrio.
El cortejo discurrió por la carretera de Níjar hasta llegar a la calle Pilares, en el cruce de los cuatro caminos, y tomó esta calle para bajar a Manuel Azaña. Poco a poco Coronación se iba alejando de su barrio en busca de la Carrera Oficial y del centro de Almería.

Tras tres horas en penitencia por las calles almerienses, la Hermandad de Coronación llegaba a General Tamayo y se preparaba para presentarse ante Almería en el tramo oficial de nuestros desfiles procesionales. A las ocho y cuarto, tras pedir la venia convenientemente en el palquillo de horas, el cortejo de Los Molinos entraba al Paseo donde era recibido por una tribunas completas de público que supieron reconocer el esfuerzo que realiza esta hermandad para traer desde su lejano barrio la Fe y la devoción hecha desfile procesional.


Texto: José Leyva en Ideal.
Foto: J.J. Mullor.

Comentarios