La casa del Prendimiento se abre a toda la ciudad.

Cerca de 300 personas participaron en la bendición de la 'Casa de los Puche', que hizo el obispo González Montes.

El de ayer fue un día de emociones, sentimientos y memoria llena de recuerdos que se mezclaron con la realidad. Así lo expresó José María Martínez, tras enviar el más solidario y fraternal abrazo a la ciudad de Lorca, para iniciar el solemne acto de bendición de la casa de hermandad de la cofradía del Prendimiento, una realidad hecha posible tras más de cuatro años de obras de rehabilitación de la 'Casa de los Puche', señorial edificación construida a finales del siglo XVII en la ciudad.

Martínez habló del laborioso y minucioso proyecto de rehabilitación del arquitecto Ramón de Torres, detallando algunas de las actuaciones realizadas, y de las actividades cofrades, sociales y culturales que a partir de este momento darán vida y contenido a esta sede. El capítulo de agradecimientos lo fue para las empresas que han trabajado en esta singular obra, historiadores y hermanos mayores que han participado en este proyecto, como José Antonio Miras, José Ramón Suárez y Enrique Marín, cuya máxima responsabilidad al frente de la cofradía concluirá el próximo mes de julio tras la inauguración de esta casa.

El propio hermano mayor fue quien intervino a continuación para agradecer el trabajo de ramón de Torres y Rodrigo Cuesta como responsables del proyecto, y la especial ayuda de las familias Picón García, Castillo Villegas, Marín Lupión y Fernández Felices, junta de gobierno de la hermandad y familia del hermano mayor, nombrando de manera emocionada a sus hermanos Ico y Blas; así como a los Ayuntamientos de Almería y Roquetas de Mar, y Delegación de Cultura de la Junta de Andalucía.

El obispo de la Diócesis, Adolfo González, realizó a continuación la bendición de la casa. "Al felicitaros a vosotros estoy felicitando la vida misma de la Iglesia, la capacidad creativa, el alcance social, la fuerza cultural que la fe tiene para llevar a cabo realizaciones históricas de esta naturaleza que hoy nos permiten constatar una vez más cómo el patrimonio eclesiástico puesto en valor, conservado y mantenido a lo largo de los siglos, termina por ser ciertamente patrimonio común del que todos nos sentimos orgullosos". Monseñor González Montes descubrió a continuación una placa conmemorativa.


Texto y foto: José Manuel Quesada en el Diario de Almería.

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